Hablemos de dolor…
Hablemos de encontrarnos a nosotras mismas y sanar…
El ser humano está acostumbrado a vivir huyendo o anestesiando del dolor constantemente porque lo teme.
CUALQUIER TIEMPO PASADO FUE ¿MEJOR?
Antiguamente, el contacto con el dolor era sobrecogedoramente habitual y constante, no podemos hacernos una idea. En épocas antiguas, el dolor crudo y feroz formaba parte de la vida cotidiana de las personas. Las condiciones de vida y las circunstancias históricas contribuyeron a que el dolor fuera una experiencia demasiado común y en muy diversas formas. No existía la medicina, tal y como la conocemos ahora, ni hábitos de higiene, había constantes guerras y conflictos, el trabajo era duro y peligroso, etc.
La enfermedad, la violencia y la muerte eran el día a día de las personas por lo que era complicado escapar de este contacto DIRECTO y BRUTAL con el sufrimiento.
Pero en la actualidad, las cosas han cambiado mucho en este aspecto.
PROHIBIDO SENTIRSE MAL
Aunque es importante tener en cuenta que, aunque las condiciones han mejorado, el dolor sigue siendo una parte inherente de la experiencia humana y cualquier persona puede experimentar dolor físico o emocional en diferentes momentos de su vida, lo cierto es, que también hay millones de cosas inventadas exclusivamente para llevar a cabo el minimizar, aliviar o hacer desaparecer el dolor: como medicamentos o la industria del entretenimiento, pero éstos son sólo dos simples ejemplos.
«PROHIBIDO SENTIRSE MAL» parece que sea el mensaje de nuestra era.
Sólo hay que echar un pequeño vistazo a las redes sociales para darse cuenta de que parece que tenemos que sentirnos felices todo el rato, todo es alegría, colorinchis y mundo de arcoiris.
Hay emociones que se han tachado injustamente de negativas (son desagradables, eso sí) como la tristeza o el miedo, y que no queremos que nos toquen “ni con un palo”. Por lo tanto, el dolor que existe detrás de ellas ha sido inexorablemente excluido y relegado al exilio.
En este mundo actual nos cuesta conectar con nuestro dolor, y lo evitamos constantemente.
Si no hay tiempo para nada, mucho menos para sentir dolor.
LA SATURACIÓN DE DOLOR CONTIENE EL IMPULSO PARA LA TRANSFORMACIÓN
¿Has oído alguna vez de alguien que vivió una experiencia límite, un accidente, quizá una enfermedad o un acontecimiento muy traumático, pero de la que no sólo salió, sino que lo hizo CAMBIADO Y FORTALECIDO?
Porque el dolor nos trae un aprendizaje de vida enorme y es un potente motor de cambio: nos modifica creencias, la propia percepción del mundo, nos lleva a importantes tomas de conciencia, en definitiva, CAMBIA NUESTRA VISIÓN DE LA VIDA.
Para llegar a esta «saturación transformadora necesaria» cada uno somos diferentes y sentimos de una manera única.
Tú tienes tus propios niveles de tolerancia o tu propia predisposición para iniciar este proceso de transformación, pero en todos los casos, el dolor que, por cierto, es intrínseco a la propia vida, es el motor del cambio.
Así que, no le tengas miedo.
Déjate tocar y atravesar por el dolor.
Bendito dolor si lo aprovechamos para descubrir la vida con otros ojos y vivirla de forma más plena y auténtica.¿Has llegado tú en alguna ocasión a esta “saturación de dolor” de la que te hablo? ¿Comenzaste tu proceso de sanación gracias a este impulso? Si quieres, puedes hacerme saber tu caso en comentarios y compartimos.